Oh las veces que París/ o cualquier
ciudad del
mundo/ fue tu
cuello./
¿Qué querés que haga?/ está en mi naturaleza/ de
vampiro/ vos
nunca
dejes de
morderme.


E. Rodrígez



PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA

Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...

Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...

Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...

Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,

había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.


Julio Cortázar

miércoles, 30 de septiembre de 2009

(...)


Hay que ser respetuoso de los procesos ¿no te parece?
sí, yo pienso que el más apto sobrevive...
Pero igual no sirve no considerarse tampoco. Los antagonismos, el equilibrio inexistente.

Todo. Nada. Da igual.

Hay que ser respetuoso del escalón que subís
y los que quedan por trepar.

Yo te invito, agarrame la mano, no la signifiques. Yo solo quiero dar un paseo. Nunca va a ser más que una simple compañía, la del mismo instante.
Lo otro, no existe.
sigue, y sigue, siendo, mental.


E.B.

domingo, 27 de septiembre de 2009

DOMINGO BLANCO

Sigues permaneciendo, sigo permaneciéndote.
A cada domingo nublado le agrego una inicial más a tu nombre.
Cada lluvia que baila tangos la disfrazo contigo.
Amada imaginación, me has jugado duro, te he enamorado arduo.

A veces parece que nada se detendrá en mí, de ti. Parece que yo sola puedo contigo, que es cuestión de narcisismo nomas...

Busco lo que niego, niegas lo que buscas.
Una cercanía hechas de distancias. Una ausencia en la presencia.
Distancias hechas de ausencias.
¿Todo devendrá de reducciones?

Me cuido de los otros, trato de controlar lo inevitable de una recaída ajena, pero me olvido de las mías, y no cuido a mis pensamientos, y no controlo la sangre que late... Y me pierdo en la inconciencia de una mañana de humo azul, de palabra roja, de domingo blanco.


E.B.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Hablar como espejos

Hablar en el amor es crear espejos.

Un libro, una silla, una distancia. Te regalo todo, darte no puedo más que anticipando. Eso cansa.
Pre-veerte no me sale, pero es de la única forma que me mantengo contigo. Eso entristece.

Ataque de furia, de colores fuertes, de ropas livianas que siguen sin caer.

La decisión no será una acción esta vez. Aprender a aceptar que esto sigue, que la falla es justamente la naturaleza de nuestro amor.

"Sea lo que sea esto lo empezamos juntas" Mujer: sea lo que sea no es necesario terminarlo a la par, son difíciles esas ecuaciones en el amor: ¿la equidad de estados?, ¿el equilibrio?, ¿el momento justo?... son difíciles.

Creo que busco excusas. Creo que todo esta como ya dicho ¿no?
Sin embargo la pecera es un hecho triste... como el zoológico, como nuestros puentes callosos.

La neutralidad me violenta. Los grises confunden a los colores creados. Tus besos de lejos exaltan mis manos asustadas de rozarte de forma equivocada.

Cada vez menos todo. ¿Cómo será el arte de la buena decisión?

Esto me aterra. ¿Esto funciona?
Te necesito.
Y ahí, justo ahí: perdí el juego. Jaque mate.


E.B.

martes, 22 de septiembre de 2009

viaje

Hay una parte del día que yo vivo y vos no. Hay otra que yo no vivo y vos sí.
Cada uno elige cuando escapar. Cuando dormir, de noche, de día, de a ratos...
Mi color se hizo violeta no-más. Todo se enfureció, los cuerpos cayeron por su propio peso.
Y aquella mujer sin sombrero siento que me observa con un silencio tan volcánico que no puedo nunca más intentar encontrarla.
Me duele el cuerpo che... me perdí tantas veces en el trayecto que ya no se si valdrá la pena quedarse en algún lugar.
Todo se me resbala. La lapicera, aquellas manos. La fantasía se me desparrama por el cuerpo.
Vaya fronteras las que delimitan este existir.
Todo se derrumba y siento que te importa tan poco... duele... otra vez todo duele.
Te regalo esa pecera, las piedritas de colores y arena de huellas borradas. Vos elegí el pirata, el barco hundido como juego, el mar bravo de noches como en las que nos conocimos.
Nos conocimos... crudas nos comimos.
Humo se huele.

E.B.

sábado, 19 de septiembre de 2009

NADA DIGO




Será que siempre debe haber una voz.


Viajeros de la mente, buscadores de azares sabidos inexistentes, soñadores de luna, embusteros tan cálidos con la noche, tan irreales como esta distancia.
Toda la existencia tendrá su tinte, al menos vivirá con el tiempo de mis recuerdos.
¿Será que siempre debe haber calor humano para humedecer las letras?

Será que algo tienes, pero nada digo.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Cuentos

MANUALIDADES PARA AFRONTAR LO COTIDIANO

Se trataba de pasar el tiempo. Tiempo.
Tiempo y espacio.

Se trataba de jugar, de dejarse jugar.
Cualquier tarde podía funcionar, cualquier huida nunca es accidental. Gastón acomodaba las fichas de ajedrez mientras inventaba batallas entre peones, reyes y caballos salvajes. No era muy difícil imaginar la respuesta a la pregunta de cómo aún se alimentan fantasías tales, tan viejas; uno creería que los jóvenes de hoy divagan tal vez cibernéticamente dentro de su mente, pero aún se descubren juegos y fantasías iguales a cuando los viejos era niños.
La realidad que los moldeó, a viejos y jóvenes, muestra sus bases estructurales idénticas en un simple regodeo, en un simple juego. En el género fantasía aún de forma más poderosa… librada a la conciencia del pensante.
Gastón también tenía otro escape realmente sorprendente. Jugaba y le era excitante pensar en palabras que le gustaran por su sonoridad, su vibración, sentir cómo cada letra se articulaba y caía hacia el vacío del aire con oxígeno, a esa nada en que vivía imponiéndole sentido cada mañana en que abría sus ojos. Hacía un esfuerzo sudoroso por apartarlas de su significado, “Saussure y los fundamentos de la lingüística” hubieran acabado con él en un segundo. Pero también hacía oídos sordos a sus conocimientos científicos. No quería nada de eso, nada pre fijo, pre supuesto, pre.
Cada vez que las pensaba, aunque repitiera la misma palabra, sentía cosas distintas. El contexto, su ánimo, la velocidad en que circulara su sangre, todo influía. Pero eso estaba bien, no podría ya pretender disociarse de su cuerpo. Había palabras que al decirlas en alto, estando solo dentro de su cuarto, tomando mates y disfrutando realmente de ese delirio sano; había palabras que le daban seguridad, lo envolvían, lo formaban… los sonidos de sus letras provocaban cambios químicos en su cerebro, cambios físicos en su cuerpo. Otras lo hacían llorar. Una vez ocurrió que pronunció la palabra “azar” y rompió en llanto. Cuando analizó lo que había pasado –una vez terminado el juego, regla sin excepción impuesta por Gastón desde que lo inventó- dudó si fuera por el uso de la “z”, que tanto le gustaba, o si no había podido con la batalla contra su significante, contra su mente, contra cada mínimo filo o roce de sentido que le diera a esa palabra y a su vida.

Dentro de estos inventos domésticos para volverse barbarie por unos momentos, había un ejercicio que Gastón no lograba concienciar, dar sentido, explicar, abarcar, poder manipular y destrozar… y eso le excitaba. Este ejercicio consistía en que cada vez que iba caminando por una vereda (solo, de otra forma reprimía los intentos), inevitablemente, casi sintiendo una presión inexplicable, un vértigo… Una ley seca se apoderaba de sus pasos y debía ir pisando una cantidad determinada de baldosas, a veces con un pie, otras con los dos, siguiendo una secuencia que sólo su cerebro secretamente le confesaba. Este procedimiento en su andar lo repetía de forma mecánica el tiempo necesario que durara su trayecto, y siempre y cuando la calle no estuviera muy transitada. A veces también el juego consistía en seguir una determinada hilera vertical de baldosas estando terminantemente prohibido pisar o rozar otra hilera paralela.
Era un absurdo y últimamente como ideología estaba empezando a buscar respuestas en lo inadmisible, a valerse, a experimentarse, a jugar.
Después venía la oficina; y el ajedrez con sus reglas y su lógica penetrante que también tanto le gustaba. Y la comida de las 2 de la tarde, sino era demasiado tarde y no se llegaría a la facultad. Y después y siempre estando en el trasfondo de esta historia. Allá, en lo profundo, al fondo de todo y nada. Inamovible, Intacto, Inventado: el Tiempo.









PROHIBIDO ESTACIONAR

Fue muy difícil sobrevivir al precio de tu amor…
Apenas te conocí estabas en un comercio de libros viejos, ellos eran mi único desvelo, mi única enseñanza… mas tarde un café me revelaría que para ti, tú única escapatoria.

Parece que el destino estaba aburrido ese día y quiso situarnos, jugarnos y atraernos en una de las pocas salas de cultura que existe en este mundo: la librería.
Casi siempre esos encuentros se suceden en lugares ruidosos, multitudinarios… como lo es un boliche, un recital o un cumpleaños cualquiera de un amigo nuestro, en donde nos enteramos que hay más desconocidos que conocidos y por lo tanto más encuentros que soledades.

Como decía, te vi… y fue inmediato el despertar de latidos fuera de tiempo de mi corazón, estabas ahí, parada de forma cansada; con un pie haciendo un trabajo más forzoso que su compañero, estirado y relajado; mirando detenidamente con aquellos ojos verdes un libro de Borges, corriéndote a veces un mechón de tu pelo lacio y negro que se desvanecía en tu cara sin demasiadas molestias, mordiendo con inquietud tu labio inferior, tal vez el maestro impacientaba tu intelecto…
Todos estamos de acuerdo en que a Borges se lo debe leer, por lo menos, de sentado.
Yo volví a mis encuentros personales con mi propio maestro en el instante justo, en que la línea izquierda de tus anteojos negros pudo retratar mi rostro torpemente enamorado.
Me sonrojé un poco y creo haber oído una pequeña risita saliendo de tus labios tenuemente rozados, pero no pude volver a mirarte…

“¡Es como estacionar un auto Martín!” Me decía a mí mismo casi dejando escapar el sonido de aquel imperativo.
“No es tan difícil, cuando estacionas inspeccionas el lugar, sus proporciones, sus ventajas y desventajas; luego avanzas, maniobras lo necesario y ¡listo!, el lugar es tuyo…”
Se me había formado una sonrisa en mi rostro descuidado.
No se si ella me había estado mirando pero saludó a mi alegría con el mismo gesto.

Ya estaba, solo debía avanzar, maniobrar en contra de sus miedos y los míos y estacionarme delicadamente en su misterioso corazón.

Busqué rápidamente el libro por el que había venido, lo vi y lo admiré por un instante (luego en mi casa le dedicaría la total atención que se merecía).

Pude animar a mis ojos a vencer tanta hermosura y situarse sin demasiada evidencia en los suyos. Me fui acercando sin desviar ni por un segundo mi atención en la “área de estacionamiento”.
Ella lo sabía, lo sentía…

-¡Hola!-

Esa palabra sonó tan decidida y a la vez tan exaltada que borró todo silencio que pudiera habitar en un lugar como ese.
Me miró:
-¡Benedetti!, buena elección, me gusta su estilo de escribir; sin signos ni barreras que detengan su manera de expresarse, es muy arrasadora su escritura…-

¡Y fue increíble!... Ver como sus palabras salteaban toda formalidad (que a menudo uno debe respetar), no hizo falta saludo, ni presentación… ni siquiera una broma para entrar en clima.
Me abrió su puerta y yo entré como un toro desesperado que encuentra refugio y pierde a su torero, pero olvidé que siempre el color rojo seduciría mis ojos y me llevaría directo al dolor. Así era el amor… así sería nuestro amor.

Debía contestarle, aunque mi cabeza aún no había formulado una charla en un nivel tan avanzado.
Decidí salir del apuro haciendo referencia al libro que cargaba en su mano, ya que consideré un poco irrespetuoso seguir hablando de mí y mi gran maestro, y desde ya, menos interesante.

-Bueno Borges es un grande, aunque no tanto como el mío…-
(Primera estupidez de la tarde. Después de tanto cuidado era inevitable que no se me escapase alguna), de todos modos, después de mi llamada de atención personal pude apreciar que había sonreído, y ese fue el final de mi soledad mental.

Nos dirigimos a un bar, solo bastó mirarnos y sin ninguna palabra de por medio (sólo órdenes secretas) marchamos hacia fuera, acatando sensaciones mientras nuestras manos se rozaban bajo la circunstancia del acercamiento mutuo, pero sin acceder a juntarse, hubiese significado demasiado placer para nuestros cuerpos hambrientos…

Elegimos una esquina abarrotada por las hojas del otoño, en donde un pequeño barcito de barrio nos invitaba a pasar y contarnos nuestras vidas y muertes, nuestros perros y gatos, nuestra rutinas y vuelos y obviamente, (no le faltemos respeto) nuestros maestros.


-Discúlpame, ¡qué torpe! ¿Cómo te llamas?-
-Verónica…- su voz era profunda y agravada por el cigarrillo, pero sensible a la vez.
-Martín Herarte- su intención fue, quizás, poder estrechar su mano, pero ella siguió pegada al respaldar de la silla, pitando su cigarrillo y escarbando cada vez con más salvajismo los ojos de Martín.
Ella asumió su brutal acción, pero por alguna circunstancia no quiso remediarlo, y agregó deprisa:
-Se me hace tarde…- y dio un pequeño y desgano indicio de levantarse. Martín lo advirtió y agregó casi torpemente:
-¡Pero no!, digo… tal vez quieras que nos encontremos… mañana… aquí mismo… para hablar un poco más…-

Los ojos de Verónica habían cambiado, seguían fijos, pero se podía ver en ellos una grieta, una puerta hacia su interior, un gesto de abandono y dulzura que Martín soñó por un instante abrazar. Pero luego se volvieron como antes, verdes pero sin profundidad.

-Sí claro, a esta hora- su voz sonó entrecortada, insegura, escurridiza.

Martín asintió entusiasmado pero perturbado, en su voz se escuchó un sí medio misterioso; como si no lograra entender ni tampoco disponer del tiempo para pensar en lo que había ocurrido.
Ella se marchó, sus ojos pronunciaron el adiós y Martín fabrico una sonrisa para su despedida, pero la incertidumbre y la alegría se juntaron en su pecho provocando un sentimiento indefinido.

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Verónica llegó a su casa, hogar un poco venido abajo, pero conservado a pesar del paso del tiempo. Era una casa grande, al mejor estilo de las antiguas.
Entró, buscó en su bolso el libro de Borges, se sentó en uno de los sillones del pasillo que da al patio e intentó leer. No pudo.
Y ya nunca podría volver a leer a su maestro sin que habitara en esas páginas el recuerdo vivo de Martín. Lo cerró, se quedo pensando en él y en el incidente del bar, el pequeño momento en donde sus defensas bajaron y su alma pidió a gritos ser oída por Martín, sus ojos… Se quedó pensando en ellos…
Al cabo de media hora alguien entró en la casa e irrumpió inesperadamente en los pensamientos de Verónica.

-Hola…- una voz cansada siguió hablando…
-…se me hizo tarde en el trabajo, ¿preparaste la cena?-
Verónica tuvo tiempo para borrar de su rostro la expresión de tristeza y agregó después de un momento:
-Enseguida te la preparo-.

Esa noche Verónica inventó un cansancio inexistente y un sueño temprano. Víctor entró en la habitación y la encontró dormida, guardo su necesidad de placer para tal vez mañana y no pasó más de diez minutos en que su cuerpo quedó inmóvil.
Verónica se aseguró de su sueño y abrió sus ojos, sin moverse de la cama ni dar indicios de vida. Solo pensó y se arrepintió de haber dejado aquella puerta abierta en los ojos de Martín, de haber soñado en un instante con aquellos brazos conteniéndola.
Sabía que el hecho de haber accedido a aquella invitación significaba, a partir de ahora en ella, y de mañana en él; un vacío en sus almas, una grieta afilada por miradas y purezas.
No habría tarde en esa esquina otoñal, solo esta existencia, en donde un hombre casi desconocido le respiraría para siempre a sus espaldas.

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Martín estaba en su sillón, desvelado y risueño. Vivía en un departamento en el 5º piso junto a su compañero y amigo José Quinteros, que en esos momentos estaría seguramente en la casa de su novia, Florencia.
Se levantó, abrió una cerveza y comenzó a rememorar lo que había ocurrido esa tarde. Era inevitable no sentirse feliz, aunque había algunos indicios de duda, estaba seguro en su “teoría del estacionamiento”.
Había avanzado, parte de las maniobras las había ejecutado con éxito, solo quedaba arrimarse más, conocer su interior, y después sí, apagar la marcha, dejar el motor de sus expectativas mudo y entregarse silenciosamente a ella y a su arte.
Se durmió ya muy tarde, después que el pensamiento se distrajo por un minuto de ella y divago en imaginaciones no muy importantes, fue ahí en donde sus ojos eligieron descansar y su mente guardo el arduo trabajo para mañana, donde se presentaría una tarde perfecta, llena de signos viales y sentimentales…









EL CUMPLEAÑOS DE FERNANDITO

Decidió entrar ahí porque sus brazos ya no soportaban el cumpleaños de Fernandino. El soñado tren a baterías era mucho peso para Mirtha, que lo cargaba en su mano derecha, apretando con calculada fuerza la manija de la gran bolsa que transportaba la ilusión de su hijo. Su otra mano se las había ingeniado para cargar en el largo camino a casa tres bolsitas de supermercado, llenas de golosinas y bebidas. El cumpleaños era mañana pero los preparativos no podían hacerse esperar tanto.

El bar era oscuro pero a la vez en cada rincón se podían convocar pedazos de historias de amores viejos, brillando aún con vida propia en cada mesa. Se sentó en una que estaba junto a la ventana que da a la calle, siempre elegía ese lugar, era su sitio de desahogo, le brillaban los ojos cada vez que su mirada se dirigía a la gente, esa masa de vida agitada y nebulosa que se movía en ambos sentidos, acarreando consigo imágenes llenas de misterio, melancolía y hasta risas.
Dentro de esa pequeña galaxia ella olvidaba su mundo y se entregaba a la existencia de esas extrañas constelaciones: adolescentes cargando su futuro en mochilas y papeles, oficinistas mirando sus relojes de oro y codiciando un mejor presente financiero, trabajadores sudando la realidad de sus vidas y el hambre de sus hijos, niños escurriéndose en las piernas de desconocidos y madres sobresaltadas buscando sus rastros.

- ¿Señora? Disculpe no, pero…
Mirtha vuelve confusa al mundo y se aleja por un momento de ese universo de crónicas.
- Sí, perdón (su mejillas se tornan más rozadas) un cortado y dos medialunas.
- Enseguida señora.

El mozo se aleja y Mirtha sonríe al recordar los 6 años de felicidad que sacuden su vida, mañana Fernando, Fernandito diría ella, agregaría un dedo más a la respuesta que seguramente tendría que dar en honor a su inteligencia, cuando algún familiar hiciera la interrogación clásica de las fiestitas de cumpleaños.
La vida había sido dura con ella, madre soltera abrazada a la existencia que ella misma había engendrado, a veces se sentía egoísta, ya que su felicidad se debía a su propia creación, pero después reaccionaba y trataba de despegarse de la idea que Fernando le pertenecía, sabía que iba a llegar el momento en que debería dejarlo volar, y eso le aterraba un poco…

Aún sigue sonriendo cuando el mozo deja el café y las medialunas. De pronto su vista se desvía hacia la calle y los ve. Parados mirándola hay dos ojos azules y arrugados. Un anciano, seguramente abuelo, la saluda y se quita el sombrero en símbolo de su cortesía. Mirtha lo observa y siente una extraña sensación en su cuerpo, un escalofrío recorre sus huesos y se detiene en su pecho. El hombre lleva consigo un viejo y gastado bandoneón, viste un saco grueso y marrón, acompañado de un pañuelito atado a su delgado cuello y un sombrero, legítimo de un fiel tanguero.
Mirtha está inmóvil, siente que su mirada le da vida a sus años. Siente la extraña sensación de ver sus ojos hablar, contándole a gritos un presente tirano y hambriento, derramando por cada arruga el pasado marchito, sin rastros de fututo, solo de segundos sólidos y unos pocos momentos intactos. Su mirada derrama melancolía, hay tanta profundidad como de seguro sabiduría.
Comienza a tocar, solo para ella, la melodía es sensible desde adentro, a pesar de que las ventanas están cerradas. El viento de Agosto despeina los pocos cabellos que escapan de su sombrero, pero él no se detiene, toca y sus ojos disparan directo al frío que se hace físico en su desgastado cuerpo.
La gente que pasa por la calle sigue su rutina, no pueden darse el lujo de perder velocidad, el tiempo perdido no es admitido en sus ejecutivas rutinas. Solo unos pocos desaceleran su paso, pero no ven una historia interesante para contar en sus negociados y ponen marcha a sus relojes de vida.
Sólo es Mirtha y el anciano. La melodía endulza sus oídos y sin que su conciencia tome partido de lo que acontece, comienza a llorar. Se va, se pierde en el pasado de ese hombre, en el olor de su música y el tacto de su mirada, lo siente, se cree; lo sufre, se padece.

Y luego él termina el último acorde de su tango. Le regala su inicial sonrisa y dispone a marcharse, no sin antes quitar su sombrero y mostrar su respeto y agradecimientos a ella, a sus ojos, a sus oídos, a su espíritu que ha quedado cautivo en su humilde profesión.
Y desaparece.

Mirtha toma el tren a batería de su hijo, las tres bolsas de supermercado que colgaban del respaldar de la silla y seca las últimas lágrimas fanáticas. Paga y bebe el último sorbo de café. Emprende un nuevo viaje, renovada, distinta, con más vitalidad.
Cargando con el pasado de un cantor de vida, con las arrugas del esfuerzo y el dolor, bajo el sombrero de la magia.

Mañana celebrará los 6 años de felicidad que sacudirán la vida de su hijo, y la de ella también, aparte.

E.B.

Intentos surrealistas

(INTENTO 1)

el método surrealista no funciona muy bien conmigo, porque escribir sin pensar, no se si es el teclado, aunque pienso que con la lapicera pasaría los mismo, solo que uno aprieta otras letras, la lapicera simplemente no puede dibujarlas bien y garabatea.
Cuando alce la vista va a estar todo subrayado de rojo.
Lo que quiero pretender acá no es escribir sin pensar, solo sin releer…

escribir hasta cansarme y que dios me ayude a poder entender lo que puse acá desp.

es difícil, la tentación es grande de mirar la pantalla, pero no es prescindible, pero cuando uno se equivoca tiende a mirar para corregir, . vamos a hacerlo como en la vida real, sin poder volver atrás.

los espejos.. no puedo dejar de pensar en ellos… los hilos, los espejos y las sillas son mis elementos favoritos para cualquier historia, elementos imprescindibles. una pelota, una escalera, un perro y un gato. cualquier cosa.

no parar, no se puede parar en este juego (y en la vida tampoco) así que sigo, me pica un ojo y desp la oreja, mi cuerpo pelea contra mi, mas bien mi mente, sedienta, muerta de las ganas de releer esto que mis manos escriben, parar y pensarlo, degustarlo… esa sensación de DEVORAR, la imaginación resulto ser terrible arma. la revolución individual dijo alguien, anarquismo dice otro, rizoma digamos todos…
y todo da vueltas, todas las opciones para tirar al muñequito, para derribar todos los pájaros negros. el gato negro y el blanco, el tamiz, el cepillo y la LAVANDINA DE NUESTROS DIAS

TUS ZAPATOS MUJER YA SE AHUJEREARON, DICEN QUE LA ZAPATERIA DE LA ESQUINA ARREGLA DE LOS TUYOS, ESOS DE TALLA FACIL.
ES DIFICIL, ES COMO QUE SE CANSA LA MENTE DE NO PODER RECORDAR NI HILAR, Y YO ME ESFUERZO CADA VEZ MAS EN SEGUIR, EN NO PARAR Y EN EVITAR QUE MI MENTE ME SEDUZCA Y PARE, SOLO LO HACE PORQUE QUIERO …. PORQUE QUIERE GANARAME… LO ESTA HACIENDO, REALMENTE PERO NO IMPORTA AUN SIGO ESCRIBIENDO.

UN BANDONEON , UNA TROMPETA Y ESA FRASE SILBADA…


PARIS, SHETEM, UN TIRO AL BLANCO Y LISTO.

A VECES ES DIFICIL TRATAR DE LLENAR ESE BALDE CON ARENA, (ESTOY PENSANDO EN VOS AMIGA MIENTRAS ESCRIBO ES RARO, NO QUIERO PONER TU NOMBRE PORQUE ESTO LO LEERAS SEGURO Y ME GUSTAN LOS ANONIMATOS DE AHORA EN MAS… SHHH, TE SUSURRO UN RATITO AHORA VUELVO AL PAPEL) Y COMO SABER COMO VOLVER SI LOS GATOS QUE VEO TIENEN BOTA Y MI SOMBRERO SE CAE Y MI DEDO PIDE UN PUCHO Y EL PUCHO UNA MANO, ASI DE ARTIFICIAL SE VUELVEN LAS COSAS.

QUIERO BAILAR EN ESE ESCALON UNA MILONGA CON VOS, SIN RESBALAR NI CAER, POR ESE ESCALON, ESE QUE AHORA VES, ESE DEL CUAL YO ME CAÍ.

BERRETIN,.

BERRERTIN. NO VALE COPIAR CANCIONES NI FRASES QUE DEL EXTERIOR EVADEN PERO…. BERRETIN ES UNA PALABRA … LINDA, HERMOSA, ES BERRETIN

QUIERO PARAR. ¿PARO?

EN REALIDAD ES CONTRADICTORIO, QUIERO SEGUIR HASTA DESMAYARME… PERO POR LOGICA DEBO APAGAR LA MAQUINA E IRME A DORMIR A UNA CAMA…. EL PISO HUBIERA BASTADO.
UN PACTO NO ES NADA.

MAÑANA

AZULEJO AZUL
BRILLA Y TRASPASA

ESTE BERRETIN.



(INTENTO 2)

VAMOS DE NUEVO… EL HUMO EL HUMO PARECE FUNCIONAR DIALOGICAMENTE, COMO UNA CONVERSACION QUE SALE SOLO DESP DEL HUMO DULZON, TAN ESPECULATIVO SE VUELVE TODO. ESTO FUNCIONA MAS BIEN POR EL SONIDO DE CADA LETRA EN MI MENTE RESIGNADA A PENSAR (AUNQUE SIGUE ESTORBANDOME) MIENTRAS MAS RAPIDO ESCIRBO MAS FUINCIONA ESTO
PERO SOLO ESCRIBO RAPIDO CUANDO YA TENGO UNA FRASE O PARRAFO PRELIMINAR EN MI CANBEZA, LA IDEA QUE VOY SIGUIENDO

Tuve que ver, porque sino me ciego sola, tuve que ver…. porque el sol se ponía y era el ultimo atardecer, tuve que ver… porque sin lentes no encaja bien el hilo, tuve que ver, porque me tocaba ver, el monito de circo se callo y que hacemos ahora.

a veces es difícil patear la pelota, uno piensa que es juego de niños, y justamente por ser juego de niños ni la imaginación ni la inocencia nos acompañan cuando de grandes queremos patear esa pelota, realmente saber patearla Y HACER UN GOL.
CUALQUIER JUEGO ES SIGNIFICATIVO PARA HABLR DE LA VIDA DE UNO, O LA DE CUALQUIERA DA LO MISMO, LA CONTARIA YO.

CIUDADES ENTERAS, LLENAS DE LUCES Y VAGABUNDOS Y GATOS DE TRES PATAS. HAY BASUREROS ENTEROS DE HERMOSURA OXIDADA, HAY CABLES INALAMBRICOS DE PIÑAS DE ALCOHOL, HAY POSTALES DE PARIS COLGADAS EN CADA PALO DE LUZ QUE EL COLECTIVO HUSMEA EN SMOG.

QUÉ SE QUIERE SABER, A DÓNDE QUIERO LLEGAR, QUÉ REALMENTE ES LO QUE NECESITO ENCONTRAR PARA DESESPERAR DE UNA BUENA VEZ Y MORIR EN PAZ, SOLO POR HABER CREIDO ENCONTRAR LO DIGNO PARA LUEGO IRME Y DEJARLO YO, EN VEZ DE EL A MI, ¿ASI FUNCIONARA LA MUERTE??
ES CURIOSO, SI REALMENTE SE LOGRARA ESCIRBIR ASI TODOS LOS DIAS, SOLO VEO EL ORDEN DE CADA LETRA, ADENTRO MIO HAY UN SEÑOR DE BIGOTES SENTADO EN UN DIVAN, CON UNA LAMPARA AL LADO Y CON UN LIBRO, LEYENDOME CONTANDOME, RIENDOSE DE MI, CONMIGO, DA LO MISMO, YA SON DEMASIADAS LAS COSAS QUE VEO.

TUNELES DE COLORES, tizas de marrón intenso… letras que caen de escalones inmensos y forman y deforman cualquier cosa

es un relámpago de pensamientos, ni siquiera sensaciones, la fatalidad de encontrarse imaginando y que no haya ninguna normativa que haya vuelto delito eso, a quién se le ocurrió dejarle a la gente la imaginación intacta, sin ley ni moral… si total de nada sirvió, nadie le hace caso a la imaginación salvo para charla interior… como yo, ojo, como yo.


pasto verde, caballos galopando… un auto verde un policía marrón, marrón oscuro.

un cartón tirado y alguien que lo lame, comienza otra vez la locura, la guitarra desafinada de mis tacos aguja.

las agujas que me encanta torcer.

me canso y paro pero no paro… pero cansa… un poco es… de ,me…. uhhh, como quisiera volar en este preciso instante,.


bandoneón, che bandoneón

día gris
humedad

parece que siempre que salto de la hoja se me cansa la espalada…

cada vez mas erguidos

sobra tiempo dijo alguien y dijo mal.


E.B.

Manifiesto

El sortilegio a 30 años del golpe

“… esto es una derrota
hay que decirlo
vamos a no mentirnos nunca más
a no inventar triunfos de cartón
si quiero rescatarme
si quiero iluminar esta tristeza
si quiero no doblarme de rencor
ni pudrirme de resentimiento
tengo que excavar hondo
hasta mis huesos
tengo que excavar hondo en el pasado
y hallar por fin la verdad maltrecha…

con tan buen aguacero
la férrea dictadura
acabará oxidándose…”

Mario Benedetti “Otra noción de patria”.


Hablo de la complacencia de palabra, de cuerpo, de mente.
Hablo de esos ojos que miraron y sangraron, que escaparon y se perdieron en un exilio equivocado, donde los que debían recordarlos apagaron las últimas velas y escupieron la culpa a sus espaldas.
Los que buscaron desarmarse, tal vez caminar con las manos, tal vez sentir con los pelos, solo salirse de ahí…
Me entrometo con la señora PALABRA y la desvalijo de etiquetas, la manoseo, no me dejo ser producto ni sortilegio de ocasión, no me lleno de conceptos abstractos y marcho en calles gastadas de pasos concretos, fieles, palpables por cualquier caricia.
Hablo de admirar la creación de la mente, no la liturgia de la llamada memoria, el poder de una línea, no de la imagen.
La bomba atómica de nuestros tiempos es esa maldita mirada superior, el pie aplastante del gigante, la palabra miserable del que cuelga su bandera-cuerpo para representarse a él mismo.
Hablo del accionar, del correrse, de acabar con los paradigmas y hundirse en los enigmas.
Dejar de etiquetar marchas y pedidos, hablo de la verdadera unión, se gesta un discurso solo para no malinterpretar.
Hablo de REVOLUCIÓN, pero no tiemblen, el pasado nos construye pero no nos sostiene. Creemos conceptos nuevos, destruyamos la burocracia del sentimiento, barramos con el oportunismo, arrojemos la cotidianeidad de mirar siempre desde la misma esquina, olvidémonos que la masa como producto de un sistema para vender no va a llegar a lo absoluto, porque no existe.
Hablo de realmente despertar, no como lo hicieron los medios, cómo se llenaron de palabras políticos y periodistas que se sacaron un peso de encima inventando una memoria oxidada en olvidos y retazos de conciencia.
Hablo de entender que el cambio lo va a hacer cada individuo desde su propia subjetividad y de que no sirve marchar 30 cuadras por una memoria y un perdón escondido en pancartas de un arte ilusionista, en donde nadie ve la cara del otro, sino una representación absurda de una unidad basada en política gastada.
Hablo de que la gente sea más importante que las paredes constitucionales, más que la confortabilidad. Que lo material sea solo instrumento y no que seamos instrumentos de lo que creamos.
Hablo de la no complacencia y de ser humanos.
E.B.

Escritos colectivos (Cadáveres exquisitos)

(Pau, Keka, Eli)

¿Cuál es la forma?
Ojalá no vuelvas a pronunciar ese capitulo. Ojalá el azul no cante nunca más una canción verde... inmadura.
Caminaba pensando algo que me gustaba tanto...
Y la transparencia...
Si quiero te puedo leer... pero tengo miedo, como siempre, como nunca.
Toda melodía si dura demasiado, se vuelve burda
absurda.
Estoy tan dolida por dentro como feliz por fuera.
Arde piel como hielo
¿quema el hielo? no mais, no mais. Ay basta esta razón de construir dolor en palabra.



POLILLAS (Virginia, Eli)


-Mientras me moría acá sentada miré para arriba y vi una polilla. Qué bicho raro ese... ¿Qué los compone?-

-Mmm... no sé, las mariposas también lo tienen... ¿Qué será? ¿Algo que las protege?-

-No sé, pero pareciera que sólo son eso. Que están hechas de polvo. Todas livianitas y volando ahí... Ni cerebro tienen ¡Qué afortunadas! Puede ser un polvo mágico tal vez...-

-¡Sí! Un polvo mágico que van dejando en el aire, del cual no somos concientes pero penetra en nosotros.
¿Qué nos hace?-

-Nos da esos escalofríos por el cuerpo que a veces suceden y la gente ingenua o refutadotes de leyenda creen que son ángeles que nos pasan por atrás. ¡Mentira! Es el polvo...-

-¡Tenes razón! Se deben a ellas, en cada uno nos quitan una partecita de nosotros mismos que ya hemos olvidado.-

-¡Sí! Por eso en primavera hay más olvido y viene otra leyenda, de que la gente se enamora más. Es porque hay más mariposas.
Las polillas trabajan todo el año porque siempre uno debe renovarse...-

-Es verdad... y para conocernos, para saber que llevar de nuestros olvidos, toman trocitos de nuestras ropas donde duermen aromas de pasados.-


(-Tené cuidado con la ropa que guardas en el ropero desde hoy. Hay polillas con misiones precisas. Y estamos en primavera niña...
Voy a cerrar mis ojos por hoy-).

(-Q descanses...
Vos deja afuera la ropa que tenga el aroma del recuerdo que desearías olvidar...-).



(Jo y Eli)

Doy inicio, el cierre te lo dejo a vos
doy señal, hay peligro.
Hay que tener cuidado con tanta perversidad,
y decí si me equivoco, o si te interpreto mal,
decime si sos otro.
Porque sos otro ¿o sos vos?
decime que sos otro!
Todo, siempre, y suprimirse
en un tiempo tan largo
y verse descalzo, y siempre fiel,
existe tal blasfemia,
no hay propiedad tuya en mí,
soy fiel a mi máscara…
date vuelta, sacála y decime
si no tengo razón
obligame a pensar que soy yo, punto, vos.
Ni casualidad ni destino ni llanto ni nube
es solo un viento que envolvió,ahora creemos otro momento.


(Jo, Eli)

-No es lo que yo sé…-

-Explota, siento que el aluvión que mencionas comenzó, comienza, comenzará.
Da lo mismo-

-Lo veo, para vos, para mí, da lo mismo, es como igual-

-No me hables más de equilibrio, no creas que la moral es la serenidad. No me digas que vos también crees en la estabilidad…-

-Estar estable, paciente, alterado, asqueado.-

-Esta bien, es exhausto tu andar. Yo también estoy asqueada. De tanto pensar en lógica y superficie.
Dura.

-bajar el cierre, suspender la mente, atreverse.-

-Siempre me das el papel en blanco. No quiero más rellenar. Es necesario vaciar.
Vaciarte
Vaciarme.



(Keka – Marcos – Jos – Eli)

Yo lo tomo, lo tengo, aprendo, lo paso.
Paso a tu lado, te tomo de la mano sin que te des cuenta, sin que pienses.
Ah, ¿ahora me miras? ¿ahora me podes mirar?
Observar el entorno y comprender lo que sucede. Actuar o no actuar, saber no hacerlo, por planear la vuelta.
Me miro, me estoy mirando, e invito a otros ojos a ver desde aquí. El paisaje es raro, pero llena, abarca de otra forma, alimenta…
Alimentame.
Basta me cansé, no juego más. Afrontar la situación para poder superarla y pasar a lo que sigue.
con boca, con lengua, en una eterna espera.



(Keka, Eli)

Me tiemblan las manos, no encuentro posición que no signifique un desmayo.
Las manos sudan… vení acariciame, o acaso no te das cuenta que vos sos la que me haces preguntar?
No podes parar no? Interrogatorio tras interrogatorio… Sos terrible. ¿Quién puede ser la persona que conspire para que esto siga ocurriendo?... Pendemos de un hilo, somos blandos muñequitos chillones. Agudo, rompe cristales, rompe todo. Sin embargo no deja de ser canto, una especie de ritual…
Shh… Ahí viene… viene… Y tengo miedo y ganas… ojala tuvieras ganas de escribir verdades en vez de callarlas.
Los chirridos siguen al fondo. ¿Golpean la puerta?

Y al final siempre me venís con los mismo che...



(Juli, Eli)

Hoy cometería la locura…
Hoy lo haría.
Sin embargo… vaya cielo, vaya desierto este de los pájaros, barrilete del viento… ¿A dónde irás volando? ¿A dónde?
Si fuera solamente ir, dejarse ir. ¿Dónde estás realmente?
Mi dedo pulgar empuja a tocar tu espalda. Y te veo ahí, no estás, ya se que no… nos comeremos fríos… ¿Nos volveremos a probar?
Aceitunas negras, puntos de almidón, riqueza de la casa.
¿Dónde estás verdaderamente?
Naranja, polvo mágico, escaleras.
Dedos que se tocaron justo en la punta, en “la punta” tiembla, hay un espejo que nos mira, que te mira y ¿nos ves? ¿Has visto verdaderamente alguna vez?



(Keka, Eli)

Y bueno, hay tres bombillas. A una no la veo. Sin embargo late en todos los rincones, en cada estirón de bandoneón…
Y bueno… el bandoneón… ese terciopelo… ese pelo… ese tercio… y así vamos…
Si fuera cuestión de seguir la flecha, pero la línea siempre miente. Y siempre aparecen tus palabras que reviven cualquier cosa
… y las coincidencias, las ganas… de nada, de todo…
Espiral y los cuchillos.
En vos, sin nada
Y sin embargo…
Las luces están en cualquier lado.


(Juli, Keka, Eli)

En un segundo el viento de la costa puede tambalear. La torre de maderas puede caer, debe caer.
Y te llevo en mi bicicleta teñida de verde y ceniza. Del pelo que se cae… del vuelo que se cae… del velo que se cae; ahorita que estoy pudiendo mirarte en los ojos.
Quedé sin cosas por saber… por no querer aprender más.
Colores nuevos que no se saben cómo nombrar y que no sean algo ya sabido.
Acuarelas de surrealismos.
Ahora quería mirar, espiar… saber cómo seguía…
BACHE
El espacio se hace inmensidad.
Siempre igual, los que no pueden más se van.
Tus alas que lloran… puto tu espejo que todavía me mira.
Los espejos sirven a la luna. Le recuerdan quién es, lo bello de sus reflejos… destinos…
Aureola naranja. La locura se alaba en tu danza.
Manchas sólo eso. Tanto de eso…
Se rompe y se pincha pero se agranda a cada instante.
Termínenlo ustedes.
Termínalo vos.