Oh las veces que París/ o cualquier
ciudad del
mundo/ fue tu
cuello./
¿Qué querés que haga?/ está en mi naturaleza/ de
vampiro/ vos
nunca
dejes de
morderme.


E. Rodrígez



PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA

Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...

Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...

Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...

Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,

había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.


Julio Cortázar

domingo, 30 de marzo de 2014

MADRUGADA DE PAPEL



Podríamos hacer un cadáver exquisito de nuestras sensaciones en esta madrugada de papel.
Podríamos no pedirnos permisos para rozar la piel, para rogar al amor que anda sediento de palabras, de muerte, de coherencia…
Podría empezar de nuevo, como todo espiral de maleza masacrada, que lucha y vuelve a nacer.
Tal vez podría.
Podré.
Podríamos hacer ruido cuando chocan nuestros huesos ávidos de movimientos, en vez de acallarlos en mares de arenas de tiempo.
Podríamos besarnos los cuerpos que son almas, que son impulsos, pulsiones de vida, mareas de babas extasiadas.
Podría negarme, podría no atravesar tus pupilas con plumas de gramáticas.
Sé que me estás olvidando, sé que me lees en alguna noche donde la virtualidad acompaña al pecho latiendo fuerte.
Podría suspirarte, soplarte al viento del engaño de los años.

(La traición de las palabras)

Me siento traicionada por ellas, socavada, hostigada.
Me siento silenciada por las palabras y movilizada por los recuerdos de una entrega que temió tener tiempo y espacio para un futuro.
Podría pedirte que te sientes al lado mío y dejes de inventar manualidades para afrontar lo cotidiano.
Podrías no pedirme lo que susurraste. Podrías no coincidir con este otoño que llega y nos pinta de amarillo. ¿Podrías?

¿Podríamos?              Podremos
¿Podré?                       Podré.
 
E.B.

martes, 4 de marzo de 2014

CAMBALACHE


El viaje sigue adentro, no terminó…
tal vez nunca termine.

Llena de vida, de furia, de amor, de ganas, de ansias, de nostalgias,
Broto en fantasías y recuerdos…
Puro cambalache de amor.

Aprendí a perdonar regalos que no existieron, aprendí a que no los iba a encontrar por más que me desmayara de deseos,
 aprendí a quererte ahora… como fuiste, como fui.

Colores sepia, libros de la india que acarician el alma.
Amigos que se van, que se quedan, que se transforman y mutan mis formas de admirarlos.

Ojos claros y brillosos que me encontraron.
Abrazos largos que abrigan.
Reencuentro con momentos paralelos.
Sensaciones que chocan, sacan chispas… iluminan nuestra energía.

Aprendí a reconocer tus raíces, esos regalos que nunca llegaron los encontré en el mar, en los caballos, en el tango, en el fuego, en esa mirada que me dolió pero que día a día se pule, me pule el alma y comienza a brillar de a poquito y a lo lejos.
(sé que me cuidas, me mandaste un mensaje en los sueños)

Intento de querer amarrar con el pensamiento el viento que es libre, la tierra que es guía, el agua que es espejo.
La tierra también me enseña que no hay que amarrar. Aprender a soltar el pensamiento.
Entregarse al instinto de que se termina y empieza otro espiral.
Se termina
Y empieza
Otro
Espiral
Y otro
Y otro…
Se termina.

Sigo viajando… creo que nunca más pararé…
(Sigo sanando los motivos por los cuál alguna vez frené).

 E.B.