La velocidad de la vida, la energía de la muerte, los decibeles de la piel.
Las palabras dicen, siguen la ley del discurso, violan impulsos. Burlan al escalofrío, agreden a los ojos salados, escupen la ansiedad del pecho humano.
Y a mí qué. Estoy hecha de palabra y de cuerpo.
Entiendo la diferencia, de veras que la veo. La siento. La verifico.
Nunca te imaginaste esto, por eso jamás avanzarías más.
Tal vez no me borrarías… tal vez yo si…
Procesos del cuerpo son espacios múltiples al poder decirlo…
Hay tiempos distintos aunque paralelos… todos los minutos de nuestras vidas transcurren entre paralelismos de otros.
¿Cómo supero esta terrible coherencia de distancia y piel?
E.B.