Oh las veces que París/ o cualquier
ciudad del
mundo/ fue tu
cuello./
¿Qué querés que haga?/ está en mi naturaleza/ de
vampiro/ vos
nunca
dejes de
morderme.


E. Rodrígez



PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA

Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...

Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...

Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...

Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,

había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.


Julio Cortázar

martes, 22 de febrero de 2011

Huellas




Empieza a pasar el tiempo.
Se, por haberlo vivido… tantas veces, tan por primera vez…
Se, que mientras más pasan los días peor uno transpira. Peor uno lo duerme, lo sueña, lo despierta y lo tapa.

Pudo ser distinto…
Acariciaré las circunstancias de aquel suceso y partiré de esta ciudad apenas mis pies vuelvan a mí.



E.B.

domingo, 20 de febrero de 2011

IMAGINAR IDEAS



Siempre es llegar a un lugar y tratar de construir.
Apenas abrir la casa de tu departamento y correr a barrer, a limpiar. A abrir las ventanas porque uno se asfixia rápido, rapidísimo buscar la escoba y ponerla tras la puerta. Descalzarse… repensarse, sentirse con el pulso fuera de serenidad y tratar de entender porqué tanto miedo cada vez que se abre esa puerta. Esa o cualquiera, todas o ninguna. Simplemente siempre algo se termina por conceder, por abrirse luz… -como un simple capullo-.

Cuando decido lo hago siguiendo los sentimientos; en realidad la palabra exacta sería chocarse. Cuando me choco con las cosas, con ciertas personas, en momentos críticos o simplemente cuando hay que decidir abrirte o no la puerta de mi casa…; lo hago en base a las pulsaciones en caos, a esas señales que traspiran el cuerpo y marcan el camino. Elijo el cuerpo.

Y cuando me equivoco, y eso se vuelve dolor, elijo a la razón para subsanar el tiempo y caigo en la alabanza de lo concreto. La razón explota contra lo sucedido, contra lo vivido. Como si nunca -y en realidad esa es la cuestión…-, como si nunca hubiese visto cómo fue que sucediste, sucedieron, sucedió… 

El tiempo me atrapa, me mide, me contabiliza y siempre da cualidades a las cosas, cualidades que no existen más allá de la cosa; pero que la razón por ser estructura y tiempo, arrasa con su renombrada memoria y su famoso sentido común. Cualquier delirio se forma aquí. Una guerra de mundos: sentimientos o razón. Sentimientos o razón…


Cuántas veces te lo dije esa vez.


¿Cuántas veces elegiste razón? ¿Y cuantas yo absurdo? 


¿Cuántas veces ganaste esa noche? ¿Y cuántas palabras perdí yo…?



 E.B.



miércoles, 16 de febrero de 2011

A veces fue sabido.
Otras veces… lo está siendo ahora
Las horas carcomidas… los mitos de antaño.
De qué se tratará este aprendizaje… cuando creí sostener tu mano resultó ser espuma, cuando creí llegar al fondo resultó ser el comienzo.

Entiendo, todos los días sigo entendiendo, barriendo tus pestañas.
Y sigo completándome. Y sigo entendiendo que por haber sido sólo mía tu imagen, jamás será lo suficientemente débil.

Siguen cayendo los restos de ladrillo de la pared donde nos escondíamos…
Y sigo entendiendo. Y sin certeza alguna agarro fuerte tu mano todas las noches. Sigo amándote pero en un suelo tambaleante.
Tendrá que ser firme el puente para volver a ser lo que fuimos.

Y el colectivo que no ayuda. Me retiene, te piensa… y te busco, desde adentro mío por encima del colectivo. Solo para verte, desde mí; sólo para verme, desde esta ciudad…
Sin manos, sin uñas.

No dejarás de existir, nunca sabré cuán real era tu vida. La persuasión de tu sombra habita mi pasado, la intuición de mi desengaño alimenta mi actual jardín.
Y la lluvia, la costumbre, mis labios hablando un idioma nuevo. Mi mente palpando inocencias, construyendo fantasías.
¿Cuánto sabré hacer durar esto? ¿Cuándo mis arrugas dejarán de envejecerte?

Nos amamos sin miedo de amarnos.
Nos pensamos luego odiando la razón.
Nos vemos ahora vacías de ilusión.


E.B.