Oh las veces que París/ o cualquier
ciudad del
mundo/ fue tu
cuello./
¿Qué querés que haga?/ está en mi naturaleza/ de
vampiro/ vos
nunca
dejes de
morderme.


E. Rodrígez



PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA

Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...

Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...

Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...

Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,

había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.


Julio Cortázar

jueves, 10 de septiembre de 2015

Existencialista y romántica

Tal vez es una de esas noches en que me detengo.
Fervientemente me siento suspender…
El lugar; la luz; la música; la compañía de estos días, los espacios perdidos y ganados y hasta recuperados que hoy determinan mi presente.
Las lágrimas, los temblores, las fotos, los cabellos blancos que me abrazan ahora mismo.
Los nombres, los límites, las búsquedas y los encuentros de esta noche.

Hacía tiempo no sentía escalofríos de miedos,
Hace un tiempo soy feliz y hoy también me detengo por eso.
Para respirarte mejor.

Me siento existencialista y romántica.

Amo a una mujer perspicaz de amor
Violenta de transparencia
Azul de palabras

Amo a una mujer sutil de temor
tenue de nebulosa
roja de pasión

Amar  a una mujer perspicaz no es tarea fácil.
No es tarea sino fineza.
Agudeza de tacto.
Equilibrio de miradas.

Sensaciones, intenciones, fantasías
Realidad mordaz de felicidad,
picante de paz.

Encontrar en su pecho el tambor, el ritmo, el tiempo de la música.

Huyendo para encontrarnos.
Porque mi gran culpa y clamor es saber que fantaseo, luego existo
Porque mi gran salvación es contigo sentir, y luego existir.

Será de escritor querer llegar al final histórico de una historia
sentir caer el pecho sobre las palabras…,
al orgasmo precoz o no del poema en esa parte.
                         (Antes del final)

Hace un minuto me di cuenta que estas manos que escriben no quieren ni un cierre ni un final…
Quieren a la mujer perspicaz.

E.B.


sábado, 4 de abril de 2015

Espantapájaros de miedos

No sé si fuiste más que risas frescas con tonada a chacarera.
No sé aún por qué tu boca sabía a anís, pero fue exquisito.
No sé por qué perduraste durante un verano en que las distancias fueron infinitas.
No sé por qué.
Te fuiste en otoño. Ahora que lo pienso elegiste la estación perfecta, el desprenderse de la ramita, la hoja seca y amarilla, maravilla de retrato.
Me hacía falta jugar a querer de nuevo. Me hacían falta tus cariños.

Una noche de charlas cruzadas, como piernas que se aprietan al encontrarse entre las sábanas. Risas, tantas risas.
Una noche en que no pude dormir, por suerte no lo hice, tengo en mis recuerdos tus respiraciones, tu cuerpo vivo, tus sueños de espantapájaros de miedos.
Me miraste fijo a los ojos y yo huí. Es lo único que sé hacer mujer, no sé qué pretendiste ahí, yo creo que a veces anticipar me ayuda, huí porque pensé que íbamos a tener tiempo para permanecer…
Después yo quise volver y ya no estabas.
Te robé un lunar, si quieres te lo devuelvo…

Solo sé que las terrazas nos llaman y las tormentas nos abrazan.
Ahí nos conocimos, de madrugada siendo pájaros, y te robé un beso; ahí nos despedimos, de mañana, con mates y deberes.

Guardarnos con risas frescas de verano.
Así estás. Eso sí, la llave del cajoncito la dejé volar.
Alguien me dijo: “En cada encuentro uno debe saber irse sin llevarse nada.”

De deseo somos.

E.B.

lunes, 30 de marzo de 2015

PONER EL CUERPO


“Poner el cuerpo”. Hoy me animé a pasar la barrera de lo pre juzgado, de lo anticipado, de tener la certeza de estar teniendo el control del significado de esa frase.
Poner el cuerpo. Hoy me animé a transitarlo antes de ya establecer lo que iba a sucederme. Divisar el camino a donde uno quiere llegar no existe, eso es fantasear.
Hoy vencí uno de mis miedos, y en realidad a todos.
(El miedo es uno solo en sensación y presencia)

Poner el cuerpo en el teatro nunca había sido exponer lo político y sensible de mi yo. Poner el cuerpo en teatro hoy fue liberar, soltar la identidad interior, jugar; sin controlar que quien juega es uno atravesado por su propio motor.
Hoy sentí placer de ser otra, gozar del personaje conmigo misma. Habitarme desde otras posiciones.

Hacía tiempo que no escribía sin mirar, sin parar, sin deglutir lo que estaba sucediendo en la página. Sin adornar ni controlar la métrica, dejar fluir el danzar de este baile hermoso que es escribir.
Hacía tiempo no dejaba al instinto ser, libre de mediaciones, sin querer hallarlo bello.

Hoy me di cuenta que la angustia vive en la fantasía y que la tristeza es la real. La angustia no puede detallarse, narrarse; la angustia se potencia en la imaginación, es gigante, imparable, inconsolable.
La tristeza es más calma, más concreta; sabemos qué es y qué no es, sabemos que estamos aquí y no allá. Conciencia de la sensación, eso a lo que no pudimos llegar.

La fantasía se convierte en una luna seductora, en un desierto gigante, en un mar atrapante; tiene colores hermosos, olores atrayentes, deseos insistentes, infinitos…
¡Como si de repente yo creyera en la eternidad!, en lo perpetuo, el momento fijo que sobrevive toda muerte, la misma mano que me acompañará hasta el final.

Por eso la palabra a veces me alivia y otras me destruye.
Cuando te nombro, cuando nos nombro, se rompe la fantasía. Y ese no sé tan grande que se nos dibuja en la cara, en la proyección y los deseos que tenemos una para la otra, ese no sé no es real. Fantaseo con no saber qué es lo que me pasa con vos. Pero lo sé muy bien.
Por eso lo real es más simple, más material. Por eso ahora la tristeza me sabe a paz, a miel, a encuentro.
Y a mi angustia de ayer la destapo,
la desvisto,
la desnudo… la vuelvo final.

E.B.