Imperiosamente escucho esa gota caer, por la rendija, de ese patio, de mi patio... De cualquier espacio.
Mi planta comenzó a crecer en espiral, aunque uno no crea las esencias siempre hablan.
Se siente bien esta paz. Esta maldita seguridad de saber que todos soltaron la llave. Que ahora sólo debo encontrarla en el aire, no en una mano.
De pez a caballo de mar.
De un invierno en donde por fin no tuve frío a un verano tropical; desnudo - desprovisto de escalofríos.
A veces confundo el cigarro con la lapicera, a veces digo destapador intentando apagar el despertador.
Hoy el día nublado no me lastima, pero eso sí... tus ojos amarillos acarician mi contorno.
Si dejamos de darnos forma tal vez nos olvidemos rápido.
Si dejamos de intentarlo tal vez vuelva a recobrar la frase de la mano y mi llave, de mi aire y tus libertades.
E.B.