Comprometerse
con la palabra.
Yo juego
con ella, -no cuando soy-, sino cuando escribo… (valdrá la división che?)
Cuando tomo
el papel más bien intento lo fugaz, eso que se escapa siempre que quiero decir…
Cuando
escribo no quiero decir el mundo, el social, el racional, el estructurador.
Quiero olvidarme de él, patear la naturaleza de la palabra.
Cuando no
puedo decir lo de mis adentros, lo escribo.
Jugar a que
no es verdad lo que veo, lo que a veces siento,
-cuando niego y cuando
ofrezco-.
“Un poeta
lee con dolor de panza igual.”
Tenés
razón.
Cuando
escribo abro el micrófono a mi voz interior, ella toma protagonismo y me habla
(como siempre) y es entonces que la comprometo a ella, a ella con la palabra.
Palabra – papel – mi ser.
Verbalizate.
Verbalizame.
No puedo
a veces
enunciarte…
“En
realidad, te estoy preguntando, no sabiendo.” En este mundito verbal semioculto
tapo y destapo intenciones, sábanas de noches de amor. Conduce siempre el hilo algún alcohol de
temer.
Eso sí, en
este mundito fugaz podés dejarme lo que quieras para que lo cuide. Lo juegue.
Lo crea.
E.B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
El que hable que tire la primera piedra, jajaja. Comenten libremente lo que se les plazca.