Oh las veces que París/ o cualquier
ciudad del
mundo/ fue tu
cuello./
¿Qué querés que haga?/ está en mi naturaleza/ de
vampiro/ vos
nunca
dejes de
morderme.


E. Rodrígez



PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA

Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...

Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...

Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...

Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,

había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.


Julio Cortázar

jueves, 3 de junio de 2010

Arribo místico


No me atrevo a salir, me duelen las caderas, duele el giro, el cambio de dirección. El camino se hace sentir.
Hacer dos pasos, salir de esta casa. Entender que se debe ir al supermercado. Que se debe seguir y dar vuelta a la esquina sin temor.
No temblar más si las circunstancias de desdoblaron otra vez.
Era de esperar que el espiral mareara. De igual modo el vestigio del futuro siempre tiñe de vértigo el siguiente paso del trapecista.
El sentido de las ropas, las comidas y los sueños debe anclar en espacio y tiempo de forma urgente. Ya no estoy más en el mar…
Llegué al puerto y aunque no quiera ver la ciudad, millones de luces esperan alumbrar nuevas sombras.
Me fui y desperté.
Ya no estoy en el mar.


E.B.

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