Lo de los vasos me dejó pensando un buen rato…
La pretensión de un llenar. El desalojo de un rumor a vidrio roto.
La luz que entra por todos los lados de la casa, la sensación en el pecho del que viaja sin regresar, nuevas raíces que mantienen inquietudes de permanencias.
Supiste quedar oculta en muchos rincones. El acuerdo de la importancia de la buena palabra, doblada y repensada, susurrada por jirones. Fuiste dura, y como siempre, flexible hasta llegar a mi áspera duda.
Fue todo tan rápido pero con la simpleza del fondo, con la verdad de los ojos sudados, con lo inevitable de un domingo largo y húmedo.
No permito el pensamiento.
Deseo estar sola apenas alguien me acompaña pero luego la soledad chorrea sudores de letras vencidas, vinos añejados.
Me quedé en el ayer, sí. Y eso te molesta tanto como a mí tu mar seco de deseos.
“Si en un vaso hay agua no podes poner vino”.
Viceversa.
¿Simplezas de sentido común?
El tema de los vasos vacíos me dejó un escalofrío… la negación también crea lo suyo.
E.B.