Oh las veces que París/ o cualquier
ciudad del
mundo/ fue tu
cuello./
¿Qué querés que haga?/ está en mi naturaleza/ de
vampiro/ vos
nunca
dejes de
morderme.


E. Rodrígez



PARA LEER EN FORMA INTERROGATIVA

Has visto,
verdaderamente has visto
la nieve, los astros, los pasos afelpados de la brisa...

Has tocado,
de verdad has tocado
el plato, el pan, la cara de esa mujer que tanto amás...

Has vivido
como un golpe en la frente,
el instante, el jadeo, la caída, la fuga...

Has sabido
con cada poro de la piel sabido
que tus ojos, tus manos, tu sexo, tu blando corazón,

había que tirarlos
había que llorarlos
había que inventarlos otra vez.


Julio Cortázar

martes, 16 de febrero de 2010

El buen vino


Lo de los vasos me dejó pensando un buen rato…
La pretensión de un llenar. El desalojo de un rumor a vidrio roto.
La luz que entra por todos los lados de la casa, la sensación en el pecho del que viaja sin regresar, nuevas raíces que mantienen inquietudes de permanencias.

Supiste quedar oculta en muchos rincones. El acuerdo de la importancia de la buena palabra, doblada y repensada, susurrada por jirones. Fuiste dura, y como siempre, flexible hasta llegar a mi áspera duda.

Fue todo tan rápido pero con la simpleza del fondo, con la verdad de los ojos sudados, con lo inevitable de un domingo largo y húmedo.

No permito el pensamiento.
Deseo estar sola apenas alguien me acompaña pero luego la soledad chorrea sudores de letras vencidas, vinos añejados.

Me quedé en el ayer, sí. Y eso te molesta tanto como a mí tu mar seco de deseos.

“Si en un vaso hay agua no podes poner vino”.
Viceversa.
¿Simplezas de sentido común?

El tema de los vasos vacíos me dejó un escalofrío… la negación también crea lo suyo.


E.B.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Pez

Cristales de colores.
Líneas hermosas, geometría del dibujo.


Y ahora entendes las palabras…
y yo no las encuentro.
Ahora pedis una decisión bien decidida…
y yo nunca aprendí a dividir.


Qué difícil hablarnos sin estetizarnos. Qué difícil lo racional cuando no puedo evitar tener el nudo en la garganta, esa presión sobre los ojos cuando están a punto de desbordar.


Mirada de horas largas. Pieles que hubo que desalojar entre manos que se apretaban hasta asfixiarse. Quise quebrarlas… te lo confieso…


Siempre las despedidas ganarán los mejores concursos de poesía.
Yo siempre encontraré las palabras acá y no cuando estés al frente, lo decido así, lo divido en sí.
Tú siempre me dibujarás un pez y te convertirás en esa tortuga de alas blancas, dibujadas con tiza.


Si ya me mataste todas las veces que yo no quise… cómo no saber sinceramente de quién será esta sensación.

 
E.B.