La locura puede ser una intersección, un desmán propicio para la redentora lógica.
La locura puede ocurrir en el instante mismo que acometo una ley, un desliz, un edén.
Hay anteojos que me miran, idénticos, colgando, nebulosos.
El tema de las palabras y el tiempo.
El tema de los silencios sordos.
A mí me basta con seguir… con seguir mirando la Oceanía , sin ya tratar de cortar el punto de fuga. Sin ya pretender aprender o poder explicar mi propio rizoma, mi actual karma.
Las voces hablan solas, en todos lados, en cada rincón de este lugar.
Las velas se apagan porque hay que volver a dormir.
El tema de la locura y la soledad
Tantos temas…
E.B.
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