Tu retórica sonrisa, tu luz inapagable.
Un olor a verano que se estira. Te abraza hasta las piernas, no me deja ir…
La forma que cambia, que nunca para. Los miedos que se enojan conmigo porque pretendo obviarlos.
Son horas las que me pasó hablando de ti. Buscando desesperadamente toparme con un extraño que no te conozca, al cual le pueda preguntar si eres de verdad.
Me veo juntando tapitas en el mar.
Me vi sonriente.
Me veo ahora, otra vez… me veo ahora.
Igual voy a invadirme.
Voy a envalijar otro camino.
No encuentro más plumas en mi almohada desde que te permití otra vez un lugar. Extraño a ese nuevo pájaro, esa brisa de mar y aire; que descuido, que temo, que quiero.
E.B.
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