Las pretensiones y los olvidos no hacen crecer árboles, ni mucho menos conocen las raíces… Una hermosa raíz.
Ni siquiera logro hacer coincidir el lugar en el que estoy y este ahora con resonancia a tango líquido.
El río no para de acomodar los sonidos. Nunca acalla. Anochece y el tango endulza los labios.
No podría dejar de ser poeta, dijeron por ahí, en los rincones del mar.
Foto: Florencia Salto |
E.B.
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