A veces fue sabido.
Otras veces… lo está siendo ahora
Las horas carcomidas… los mitos de antaño.
De qué se tratará este aprendizaje… cuando creí sostener tu mano resultó ser espuma, cuando creí llegar al fondo resultó ser el comienzo.
Entiendo, todos los días sigo entendiendo, barriendo tus pestañas.
Y sigo completándome. Y sigo entendiendo que por haber sido sólo mía tu imagen, jamás será lo suficientemente débil.
Siguen cayendo los restos de ladrillo de la pared donde nos escondíamos…
Y sigo entendiendo. Y sin certeza alguna agarro fuerte tu mano todas las noches. Sigo amándote pero en un suelo tambaleante.
Tendrá que ser firme el puente para volver a ser lo que fuimos.
Y el colectivo que no ayuda. Me retiene, te piensa… y te busco, desde adentro mío por encima del colectivo. Solo para verte, desde mí; sólo para verme, desde esta ciudad…
Sin manos, sin uñas.
No dejarás de existir, nunca sabré cuán real era tu vida. La persuasión de tu sombra habita mi pasado, la intuición de mi desengaño alimenta mi actual jardín.
Y la lluvia, la costumbre, mis labios hablando un idioma nuevo. Mi mente palpando inocencias, construyendo fantasías.
¿Cuánto sabré hacer durar esto? ¿Cuándo mis arrugas dejarán de envejecerte?
Nos amamos sin miedo de amarnos.
Nos pensamos luego odiando la razón.
Nos vemos ahora vacías de ilusión.
E.B.