Revolución:
de vos en mí,
de mí en mí.
Esto de escuchar la piel,
de tocar tus oídos con mis ojos
hambrientos.
El problema no es dice Silvio...
Tantas cosas son en realidad un enojo
no explorado.
Tantas noches me pasaré de ahora en
más repasando tu sangre apretándome, tus brazos llorándome, tus
pestañas cerrando la posibilidad de insistirte.
Tantos días caminaré mis ansiedades.
Me declaro cobarde. Me escupo
nostálgica, te enveneno de palabras porque no me sale el cuerpo de
nuevo.
¿Regalarte mi euforia por vivir?
¿Cegarme en tu carozo de luna?
No sé cómo caminar este camino.
Alguien me dijo que vos ya andabas por otro... y eso no se olvida.
Alguien dibujo su futuro en tus manos... y eso... todos esos mundos
posibles conviven juntos, casi diría sin muchos disturbios entre
ellos.
La confusión puede ser desesperante
para el sujeto pero nunca para el objeto. El objeto se vuelve calmo,
llano, infinito...
Entonces si yo te pregunto por qué tu
mirada se desvía...
Entonces si presiento que tus ojos se
terminan, que el sentimiento confronta, que esto no es idea mía.
Falta mucho... Dijeron 50 años.
Me falta mucho, aún no se si se trata
de orgullo.
E.B.
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