Preguntas:
Desde qué
ángulo tu boca se posa de esa forma sobre la mía y crea siniestros de
felicidad.
Cómo tus
dedos marcan un camino de huellas sobre mi cuello.
Cómo resbalar
sobre tu cuerpo fue caída libre que sin estar ciega salté sonriendo.
(Fueron tus besos,
Lo se.)
Cómo
surgieron las preguntas:
El colchón
de resortes en esa noche temprana,
una bici
verde,
una terraza
mágica,
un mensaje
“besos besos besos”.
Agarrarme
la mano cuando estaba por irme…
Soltar tu
mano por temor a que te vayas…
Más preguntas:
En qué momento
me pides que te enseñe algo diminuto, casi imperceptible, casi silencioso; y
para mí se transforme en latidos de galope fuerte, en suspiros que salen
muertos de miedo, de ganas,
de miedo,
de amor,
de miedo al
amor.
Cómo tan
torbellino,
Cómo tan descuidada
se te ocurre volver en la mitad de la noche para agarrar el color amarillo y
pintar las estrellas.
Cómo no se
me ocurre el paraguas.
Yo me
pregunto cómo es esto de los dedos punzantes de palabras que no pueden salir
por mi boca…
Por miedo,
por
convención,
(por convicción también)
El amor brota, empuja la raíz para explotar
sobre la tierra fértil.
El amor grita,
late,
se instala en mis ojos y los deja melancólicos,
se instala en tu sonrisa,
en tus manos largas,
en vos
me instalo.
Tu sonrisa hace demencias conmigo.
E.B.
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