Las palabras y el viento que las lleva sin dueño, la arena en donde te escribo mensajes y tus suspiros que los borran antes de que te des cuenta.
El gran miedo de saltar a la baldosa equivocada, otra vez las letras, el raciocinio, la forma de comunicarse. Otra vez me roen, me atraviesan, me hacen dudar.
En vez de cortar la luz, podrían cortar la hora en ciertos momentos...
Caes a borbotones desde todos lados, gente ajena te trae a mí sin siquiera sospecharlo. Y yo ya no te nombro, sólo me naces desde adentro y te aguanto unos segundos en la garganta hasta que logro tragarte de nuevo.
Puedo mezclar... prosiguiendo esta suerte de hilo conductor con el vino y mi vaso, tu mano y lo irreal de ella.
Puedo mezclar cuando escribo, cuando recuerdo, cuando me equivoco y aún cuando acierto. Pero siempre una esencia innombrable y perversa te mantiene pura, intacta, amarilla.
Nuevamente la puerta al fondo del patio-pecho-ansia quedó abierta, otra vez el río salado que comienza su curso allí y se me resbala hasta los pies...
La luna necesita del sol para ser media...
¿es un hecho triste o es mi animosidad lo que lo crea?
E.B.
y tambien para estar llena... uno siempre se crea y recrea.
ResponderEliminarcalas profundo mujer