De repente se desprendió dulce y claro. Un fruto maduro que se despedía y daba nacimiento a una nueva semilla. Y habría que saberla cuidar, regar. Estar atenta a comprenderla, aceptarla.
Mi nuevo nacimiento
Miedo, vergüenza, sorpresa, inquietud. Terror. Amor.
¿Cómo no me di cuenta? ¿Cómo pudo suceder?
¿Acaso será?, estas lágrimas que surgen desconsoladas y yo sin saber darme cuenta... De nuevo el absurdo pero esta vez saliendo desde el centro de mi ser, desde el volcán de mi naturaleza, de mis pies que aún no saben caminar sin enfrentarse.
Por eso no podía con mi poesía y mi lengua.
Por eso no podía disparar palabras para ti, por eso nunca pude...
Debía hablarme a mí.
Enfrentarme.
y nunca quise...
hacerlo...
mientras me agarraras la mano fuerte...
como antes de saltar de una piedra grande ....
.... al río ese
... que fuimos
una vez.
Perdonarme, atravesarme,
amarme. Acariciarme,
mirarme, creerme.
Anudada.
Las vueltas de la vida, donde antes me ergía orgullosa ahora vomito escamas.
La pelea del amor y la razón desde una locura dulce, clara y pura.
E.B.